Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo. 

Juan 5:17

La responsabilidad en cualquier aspecto de la vida del ser humano, implica obligación moral que resulta para alguien o para algo; y para los espíritas significa mucho más, por ser una actitud que trasciende más allá de un compromiso material que adquiere relevancia hacia las conquistas superiores de la vida, donde nuestro compromiso es con Dios, nuestro padre creador.

Hablar de la responsabilidad en el trabajo espírita nos coloca frente a desafiantes momentos de realización con el mejor deseo, no obstante, a veces por circunstancias inesperadas caemos en equivocaciones que forman parte del aprendizaje, ya que Dios, no nos hizo perfectos y sí, perfectibles, o sea, maleables para la conquista espiritual de enriquecimiento personal intransferible.

Sabemos que el trabajo es una de las leyes que encontramos en el Libro de los Espíritus, en la parte de las Leyes Morales, tercer libro; donde los Espíritus esclarecieron a Kardec, que (…) Toda ocupación útil es un trabajo 1. Por tanto, apartándonos del trabajo material necesario, al que todo ser encarnado está invitado a realizar por ser una ley natural de necesidad para la civilización; la responsabilidad del espírita abarca también, el compromiso moral del auxilio desinteresado, altruista y abnegado, que no debe descuidar, poniendo por delante la caridad y humildad que lo identifica, sin la máscara de la apariencia porque «Dios hace en este momento un nuevo censo de sus servidores fieles, y ha señalado con su dedo a los que no tienen sino la apariencia de la devoción, a fin de que no usurpen más el salario de los servidores valerosos» -Espíritu de Verdad. El Evangelio según el Espiritismo, cap. XX, ítem 5 Los obreros del Señor.

Como la vida del espiritista no está marcada por ningún privilegio, porque Dios nos ha dado el mismo punto de partida a todos, y las mismas oportunidades; los contratiempos que encontrará en su trayectoria que en muchas ocasiones serán inevitables, requiere que busque el apoyo y esclarecimiento que los Espíritus le proporcionan para sobrellevarlos mejor, por eso, el libro Invitaciones de la Vida 2, por el Espíritu Joanna de Ângelis, nos presenta 60 mensajes cortos y esclarecedores, enfocados a las diferentes situaciones en la que nos podemos encontrar. En el mensaje «Invitación al trabajo» nos presenta como preámbulo, la enseñanza de Jesús, registrada en Juan: 6-27 «Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que en la vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará».

Concluyendo el mensaje dice ella: «Trabajando estarás menos vulnerable a la agresión de los males o de la lascivia de los malos. El trabajo es mensaje de vida, colocado en la dirección de la criatura humana, para construir la felicidad que todos perseguimos».

El Espíritu Emmanuel, en su libro Pensamiento y Vida; haciendo referencia al Trabajo, enfocado a los espiritistas, dice: «Si nos proponemos retratar en nuestra mente la luz de los Ámbitos Superiores es indispensable que, en forma espontánea, nuestra voluntad adopte el trabajo como alimento diario.

En el pasado considerábamos al trabajo una ocupación servil de quienes habían caído bajo el estigma de la injuria (…) hoy sabemos, que la ley del trabajo es la trayectoria para conquistar la legítima emancipación. Si no la tuviéramos en cuenta, nuestro mundo mental dormiría estancado. Huir a sus imposiciones es situarse al margen del camino por donde el vehículo de la evolución avanza ineludiblemente, mientras va dejando en la retaguardia a quienes se rinden en la ilusión de la pereza» 3.

La trayectoria de conquista legítima para el espiritista lleva implícito la responsabilidad que requiere buena voluntad, disciplina, verdadero deseo de superación, estudio y sobre todo, entrega total al servicio desinteresado como muchos espiritistas ejemplificaron y dejaron constancia para la humanidad, podríamos mencionar muchos, unos muy conocidos como José María Fernández Colavida, ejemplo de superación y honestidad a la causa del Espiritismo; Miguel Vives, Amalia Domingo Soler, y muchos más, sin embargo, otros menos conocidos quedaron en el anonimato para los hombres de la Tierra pero no para Dios. El Espiritismo en España, en aquella época resplandeciente tuvo muchos trabajadores abnegados en responsabilidad y sencillez, pero sobre todo, dando lo mejor de sus sentimientos en «Hacer el bien sin ostentación» 4; sin olvidar la invitación que el Espíritu de Verdad, presentó en París, 1862 al codificador Allan Kardec: «Hermanos, trabajemos juntos y unamos nuestros esfuerzos a fin de que el Señor cuando llegue, encuentre la obra terminada» 5. Para hacer realidad esa invitación, se requiere responsabilidad.

En el mensaje al que hicimos alusión más arriba del Espíritu Emmanuel, él nos presenta tres tipos de trabajos para reflexionar:

-Trabajo-obligación, por el cual somos recompensados de inmediato.

-Trabajo-acción, que transforma el ambiente.

-Trabajo-servicio, que transforma al hombre.

En este último, Trabajo-servicio, colocamos a Allan Kardec, que para nosotros debe ser el espejo donde mirarnos los Espíritas, viendo en él, la responsabilidad, la seriedad con que llevó a cabo su gigantesco compromiso; su fuerza y convicción a la responsabilidad, no lo hacía desfallecer ante las circunstancias que vivió, ¡y fueron muchas! Encontramos en el libro Allan Kardec, el Educador y el Codificador, por Zêus Wantuil y Francisco Thiesen, volumen 2 con el título Revelaciones hechas por Pierre-Gaëtan Leymarie que (…) Kardec se levantaba a las 4:30 horas de la madrugada, en cualquier estación del año, para poder atender a los muchos y variados trabajos diarios. 

También sabemos los espiritistas que, Allan Kardec cuando desencarnó el día 31 de marzo de 1869, ya había terminado y se encontraba en proceso de edición el último fascículo bajo su responsabilidad de la Revista Espírita correspondiente al mes de abril, quedando a partir del mes de mayo de 1869, la tarea de completar los meses restantes, por los continuadores, asumiendo la responsabilidad por el Comité de Redacción, al Sr. Armand Théodore Deisliens, en calidad de Secretario-gerente de la Revista.

Estos dos ejemplos que hemos escogido del Codificador, bastan para darnos cuenta de la responsabilidad y el respeto con que Allan Kardec (…) al trabajar con desprendimiento y desinterés y al sacrificar su salud y su descanso, ¿de dónde él extraía las fuerzas para erigir tan gigantesca obra? (…) Kardec respondería, como lo hizo Pestalozzi a su amigo Stapfer: «Fue el amor que volvió posible mi obra. Hay en nosotros un poder divino cuando buscamos la verdad, sin tener miedo a la luz» 6, fue su compromiso con Jesús y con Dios; (…) las cartas anónimas, las traiciones, los insultos y la difamación sistemática perseguían al obrero lionés 7; no obstante, supo estar en la primera línea de combate. 

¡Amigos, vamos a seguir a Kardec!


Notas:

 1. El libro de los Espíritus, pregunta 675. Allan Kardec.

2. Invitaciones de la vida. Mensaje 57-Invitación al trabajo por el Espíritu Joanna de Ângelis/Divaldo Pereira Franco.

3. Pensamiento y Vida. Mensaje 7-Trabajo, por el Espíritu Emmanuel/Francisco Cândido Xavier.

4.  El Evangelio según el Espiritismo, capítulo XIII. Allan Kardec.

5.  El Evangelio según el Espiritismo-Los obreros del Señor, cap. XX, ítem 5. Allan Kardec.

 

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