Amalia Domingo Soler dejó escritas sus vivencias en el libro Memorias, lo hizo durante la vida física y más tarde, dictando desde el mundo espiritual, el prólogo y la segunda parte de la obra, a María, médium del Centro “La Buena Nueva”, de Gracia (Barcelona).
La insigne cantora del Espiritismo legó a la humanidad tal tesoro a pesar de no habérselo planteado nunca, quedando esto plasmado en significativa frase: “Huía de la noche de mi pasado para no aumentar la sombra de mi presente”, no obstante, el sabio guía espiritual, Padre Germán, le aconsejó dejar una herencia a los pobres de la Tierra; bien sabía la necesidad que tendríamos de conocer la vida de una mujer repleta de cualidades en un tiempo difícil y entre circunstancias peores.
-Tú debes dejar escritas tus memorias; tú debes decir a las mujeres que lloran, lo mucho que tú has llorado; tú les puedes enseñar el modo en que encontraste una familia, y cómo, en medio del más horrible aislamiento, te creaste amistades verdaderas, y admiradores entusiastas; es un deber que tienes que cumplir y lo cumplirás, y después de cumplido quedarás satisfecha de tu obra.
Sea el lector quien, página tras página, acompañe la autobiografía, narrada con sencillez y profunda autocrítica. Consideramos que en el mundo hay muchas personas sedientas de consuelo, este que se ruega para uno mismo y para la humanidad terrestre. Es en momentos difíciles, en los que el ejemplo, la palabra dulce y la convicción firme, se tornan bálsamo para las almas que buscan la experiencia inmortalizada en las letras sublimes. Amalia Domingo nos muestra un recorrido de luchas personificando la voluntad y la fe razonada.
Cuántas veces se habrá abierto este libro, desde cuántos lugares del planeta. Cuántas lágrimas habrá enjugado trasladando el valor de una mujer que se enfrentó a los convencionalismos sociales, superó las barreras físicas, se elevó por encima de sus propias circunstancias y profundizó en el pensamiento de aquellos que con su mirada buscaba la compasión. Aprendió la ciencia de la vida y vivió por ella; despertó a la inmortalidad del alma y se ganó el respeto de todos los seres que la rodeaban. Cada uno de sus escritos es el reflejo de su sinceridad, la excelencia de su observar, la firma de la lucha, el pensamiento libre y la acción de la verdadera Caridad. Instruida en sumo grado refutó sin divagar y proclamó paz, amor y libertad.
Sí, una vez más, Amalia vive en sus palabras trasmite el consuelo que anima a continuar, afirma que el Espiritismo es la verdad, esa que nos hará libres, por la razón, por la comprensión de las Leyes Divinas, por el derecho a ser y a sentir. ¿Cómo lo hizo? Lean sus Memorias.
-¡Gracias, padre mío! ¡Ya soy útil a los desgraciados! Si puedo salvar un alma, daré por bien empleados todos los sufrimientos de esta existencia.