Siguiendo la reflexión sobre el libro “Adolescencia y Vida”, de Joanna de Ângelis, con psicografía de Divaldo Franco, hoy vamos a tratar del tema descrito en el Capítulo 2, intitulado “El Adolescente y su Sexualidad”.

Aun hoy, en nuestra sociedad el sexo es un tema tabú, donde, en ciertos casos se habla muy poco, o se habla demasiado, pero sin responsabilidad o los conocimientos adecuados. 

En la fase de la adolescencia es donde el cuerpo sufre muchos cambios hormonales, y el joven, movido muchas veces por la curiosidad, empieza su vida sexual sin preparación, orientación y equilibrio. 

La educación sexual sin duda tendría que ser impartida por los padres, pero muchas veces surge el problema de que no tienen los debidos conocimientos, lo cual deja a los hijos aprender de sus compañeros. Algunos pretenden transferir este deber a las escuelas lo que causa el riesgo de que el tema no sea tratado como es debido. – Juliana Sánchez

El sexo es parte de nuestra vida, con lo cual debe ser tratado con la debida atención y dignificación. Para esto, el joven, desde siempre, debe aprender a controlar su mente, tener disciplina moral, y el conocimiento de sí mismo como ser inmortal que es. 

Es importante resaltar que a través del sexo no utilizamos solamente nuestro cuerpo, pero nos conectamos con la otra persona. Por eso, el sexo sin amor y sin respeto, es una agresión física y moral. 

Como dice Joanna de Ângelis:

“La orientación sexual sana es la única alternativa para el equilibrio en la adolescencia, como base segura para toda la reencarnación.” 

Y esta orientación sexual debe estar basada, no sólo en el conocimiento del propio cuerpo, sino también, del propio ser, de sus límites, debilidades, deseos, instintos. 

La educación sexual debe ser un tema tratado con seriedad, pero también con naturalidad, entre padres e hijos, principalmente. Pues es a través del hogar que el joven aprende las bases sólidas para actuar con responsabilidad y respeto hacia sí mismo y los demás. 

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