En el Manual Práctico de las Manifestaciónes Espiritas, concretamente en su capítulo V, De los Mediums, encontramos la siguiente definición acerca de lo que es un mediúm: Toda persona que, en un grado cualquiera, nota la influencia de los Espíritus, es, por esta sola razón, médium. Tal facultad es inherente al hombre, y por consecuencia, no es ningún privilegio exclusivo: son pocos los que no tengan de él algún rudimento. Se puede decir, por lo tanto, que todo el mundo es médium. Sin embargo, en el uso, esta calificación sólo se aplica a los en que la facultad mediatriz está netamente caracterizada y se traduce por efectos patentes de cierta intensidad: lo que depende de una organización más o menos sensitiva. Por otra parte, es de notar que esta facultad no se revela en todos del mismo modo: los médiums tienen generalmente una aptitud especial para tal o cual orden de fenómenos, lo que produce tanta variedad de médiums como de manifestaciones.

Sería entonces la persona accesible a la influencia de los espíritus capaz de transmitir sus comunicaciones en virtud de su grado de desarrollo y el tenor de su facultad. Es para los espíritus un agente intermediario entre el plano espiritual y el mundo físico y podemos distinguir una gran variedad de ellos.

En una primera clasificación, según los fenómenos que son capaces de producir, Allan Kardec establece que podemos hablar de Médiums de Efectos Físicos y Médiums de Efectos Intelectuales.

En relación a los primeros, Kardec, nos informa de que los médiums de efectos físicos son aquellos que tienen aptitud especialísima para producir fenómenos materiales, es decir, gozan de una actitud especial que los faculta para los mismos. Son los que tienen la facultad de provocar efectos materiales o manifestaciones ostensibles ¿Y cuáles podrían ser estos fenómenos? Movimientos y traslación de objetos, ruidos, alborotos, aportes, y un largo etcétera. Estos fenómenos en ocasiones son provocados sin la intervención consciente de la persona que sirve como mediador.

Podemos constatar así, multitud de fenómenos por todos conocidos y documentados en la historia y de los que, de tanto en cuanto, oímos hablar, o incluso hemos vivido, que obedecerían a esta tipología.

En relación a los Médiums de Efectos Intelectuales, el Maestro Kardec, en el Libro de los Médiums, al que haremos constante referencia, explica que son aquellos más especialmente facultados para recibir y para transmitir las comunicaciones inteligentes.

Todas las otras variedades participan más o menos directamente de una o de otra de estas dos categorías, algunas tienden a las dos. Si se analizan los diferentes fenómenos producidos, bajo la influencia mediúmnica, se verá que en todos hay un efecto físico, y que a los efectos físicos se junta lo más a menudo un efecto inteligente. El límite entre los dos es algunas veces difícil de establecer, pero de esto no se deduce ninguna consecuencia. Comprendemos bajo la denominación de médium de efectos intelectuales los que pueden más especialmente servir de intermediarios para las comunicaciones regulares y seguidas. 

A partir de estas dos clasificaciones generales se abre un amplio abanico de tipos de mediumnidad atendiendo a los fenómenos capaces de producir: médiums visuales, auditivos, psicógrafos, de cura… Estas variedades, a su vez, se desdoblarían en otras subclases.

Merece la pena sumergirse en el Libro de los Mediums y conocer en profundidad esta facultad que ha traído para la humanidad, desde que el Hombre aparece en la Tierra, y es consciente de si y de su transcendencia, grandes esperanzas y consuelos, cuando ha sido direccionada hacia su trascendente objetivo.

 BIBLIOGRAFÍA

  • Kardec, Allan, EL libro de los Médiums, 
  • Kardec, Allan, Manual Práctico de las Manifestaciones Espíritas
  • Revista Espírita 1858
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